CHAINMEN. A mi manera, sin cadena y con pedal

Tras una larga vida profesional desarrollada en el mismo centro y en la misma profesión, (siempre he dicho que nací en la empresa y me estuve preparando fuera hasta los 16 años).

Día tras día, haciendo cálculos, estudiando los pros y los contras de los diseños que realizaba, hasta acostumbrar al cerebro a ser mas o menos autónomo y que con solo ver un esbozo del diseño se pusiese a trabajar, tirando del archivo mental para sacar todas las pegas y facilitar sus tres variantes, el diseño mas estético, el barato y el practico,

Ahora después de 45 años sometiéndolo a esa disciplina, me doy cuenta que no se como pararlo, delimitar su campo de acción o ralentizarlo, por que al dejarlo sin los estímulos profesionales, el jodido, cuando miro algo con cierta intensidad se pone a trastear llenándome la cabeza de datos

Ayer mismo, mira lo que se puso a elucubrar el simpático de el

Vivo al pie de un bidegorri (carril para bicis) que a su vez, es paseo peatonal, pues bien, estaba caminando por el, cuando me di cuenta que había pisado un buen mocordo de perro, mire aquel por demás humanizado toralto mientras lanzaba la clásica frase es estos casos ¡me cago en la madre del puto perro y en su maldito dueño! (el orden de factores no altera el producto) Ante ese problema, salto la alerta automáticamente y la masa, empezó a trabajar recopilando datos

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A veces no se sabe hasta donde podemos llegar en nuestra forma de ser o relacionarnos con los que nos rodean

Me suele gustar salir a tomar unos zuritos con sus consabidos pintxos o al revés, no se, nunca he visto pedir solo pintxos Este recorrido lo suelo efectuar asiduamente por ciertos bares donde se, que aterrizamos las diferentes personas que componemos la variada fauna humana y laboral, jubiletas, currelas, chupatintas, jefecillos, reventados, chulos, fantasmas, concejales y un poco mas tarde, los comerciantes etc. etc. y sobre todo, al termino de nuestra jornada laboral cuando ya somos lo que somos, o lo que queremos aparentar ser. Catalogo de sabrosas conversaciones de tan variadas psicologías. Cada bar tiene su ecosistema

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O como frustraron mi incipiente vena literaria.

O como activaron mi desidia por la gramática

Siendo yo un crio de corta edad y estando en clase de gramática, el profesor (Religioso), nos puso como trabajo para el fin de semana, hacer un pequeño relato, teniendo como tema, la vida de un pescador

Como mandan los cánones o el miedo al castigo, ese lunes todos teníamos nuestro pequeño relato.

Comenzamos la clase leyendo cada uno el suyo, casi todos los relatos estaban escritos en “indio” como era de esperar, debido en parte a nuestra edad.

Llegado mi turno, que era de los últimos, comencé a leer mi relato el cual se ambientaba en el puerto de Santurtxi, en un atardecer invernal con fuerte tormenta.

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