CHAINMEN. A mi manera, sin cadena y con pedal

Es curioso nuestro comportamiento pero siempre que nos acercamos a una tapia o muro, todo nuestro empeño suele ser tratar de mirar o averiguar que es lo que hay o se esconde tras el, pero no nos fijamos prácticamente en como es el y mucho menos la vida que en el se desarrolla
El otro día paseando por Oriñon me tope con un muro bastante bajo, tras el cual, se veía perfectamente lo que protegía y quizás, fue esto o mi cariño por las plantas, lo que hizo que me fijara en las pequeñas flores de apenas 5 o 10 mmi de diámetro, que tapizaban las rendijas entre las piedras. Lo que vi me alegro la mañana ¡Que pena no tener una buena cámara con un buen maco! He tenido que forzar la nitided en algunas imagenes

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Aquí venia con mis hijos de pequeños a jugar.
Por aquí pasaban para ir a la ikastola.
Aquí veníamos a coger moras, de la morera que hay a la entrada de la ultima casa torre habitada, que tenemos en Barakaldo.
Aqui existio una vieja fuente y un puente por donde pasaron innumerables vagones cargados de mineral hasta los 60
Aquí veníamos a ver los naranjos cargados de naranjas,tambien veiamos como se plantaban y crecían las lechugas, patatas, vainas, tomates u otras hortalizas en las pequeñas huertas del lugar
Ahora en esta zona de Beurko viejo, solo queda la casa torre (no creo que le quede mucho tiempo), la palmera salvada de milagro y el parquecito de Arauti con sus magníficos sauces llorones y sus bellas palmeras, convertido en un pipican en su función mas suave. Adiós al ultimo rinconcito rural que teníamos en el interior del pueblo

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Todo lo que nace muere, nada ni nadie es eterno
No importa como se llamen o, a que especie pertenezcan, lo mas importante es lo que durante su existencia nos dan o, nos dejen a los demás para disfrutar
Como disfruto de vuestra recia presencia, del tacto de vuestro cuerpo, del cobijo y sombra que me proporcionáis, de la agradable sensación de caminar entre vosotras con las botas enterradas en las doradas hojas
Hoy de camino al monte percibo el olor de vuestras entrañas, olor que me hace levantar la cabeza del camino para buscar su procedencia. Veo como estáis tiradas, cortadas en rodajas, picadas vuestras mas finas ramas, observo impresionado vuestro final. Se que vuestro ciclo algún día tendría que acabar, pero siento una desagradable sensación que en mi condición de «urbanita» no consigo entender ni asimilar
Quiero daros con mi mayor respeto un ultimo saludo ¡Adiós queridas hayas! ¡Animo! Todavía os queda algún hogar por calentar
Otxandio, Marzo de 2010

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Me acabo de enterar de la reinaguración hace unos días del Parque de Santurtzi. La tarde esta ya muy avanzada, no obstante cojo el metro y me planto en Santurtzi.
Entro al parque por la calle que sube a Mamariga junto a su iglesia del Carmen. Lo miro con ojos de turista y la sensación que percibo es mas bien de un parque vertical debido a la altitud de sus palmeras, es pequeñito con un mas que coqueto kiosko de la música. Aparte de las palmeras tiene varios arboles interesantes y multitud de txabaleria jugando.
No me resisto y aunque la luz escasea saco mi maquinita de fotos y me lío con mi afición, los arboles, mientras los fotografío me viene a la memoria una historia que me contó mi abuela, sobre un hombre que ejecutaron por ahorcamiento en uno de estos arboles, no me acuerdo del motivo, pero recuerdo que me decía que de los pueblos de alrededor acudió la gente andando en motrollón, para presenciar el acto, Los humanos somos la reosti, morbosos hasta la médula

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Otra vez solo, otra vez entre mis Montes de Triano, otra vez Vangelis ¡Coño sale el sol!, que bien. Arranco de La Arboleda muy cerca ya del mediodía, al llegar al Centro de interpretación de la naturaleza decido, que en vista de la hora que es iré al Pico Ventana y luego me tirare al barrio de La Aceña de Galdames
No se que tiene esta modestisima montaña que me atrae y me hace sentir tan a gusto en su cumbre, la cantidad de veces que habré subido andando y en la bici. Siento un respeto especial por ella, cuando subo en la bici y llego a la campa de su collado, siempre me bajo y voy andando este ultimo y hermoso tramo de hierba segada al diente, que conduce a la cima ¡Serán cosas de viejo!
Mis queridos Montes de Triano nunca me defraudan, lo que se presumía que fuese un paseo mas o menos monótono de invierno, al final, se convirtió en un pequeño espectáculo de anticipada primavera

Una torreta mas, 100 arboles menos

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