CHAINMEN. A mi manera, sin cadena y con pedal

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Chainmen en Primavera
Ene
01

Serantes 446 m.

Este recorrido desde Sestao a la cumbre del Serantes 446m por Kabieces, fue una de mis primeras «expediciones» infantiles a la montaña.

Una mañana de verano del año 54 o 55 cuando tendría unos 9 años, pedí permiso a mi madre para pasar el día en la casa de un amigo, después de un tira y afloja, conseguí el ansiado permiso y me puse camino a Kabieces, el detalle de este destino y lo que iba hacer, se me olvido comunicárselo (si te contase por donde y como creo que fui a Kabieces, hoy alucinarías)

Desde Kabieces y acompañado de un colega compañero de clase y natural de un caserío de la zona, comenzamos la ascensión a la cumbre del Serantes.

Algunos de los recuerdos que tengo de aquella excursión son algo difusos, recuerdo que Kabiezes era todo campas con cuatro caseríos desperdigados, las campas muy inclinadas y nada parecido a lo que actualmente es el barrio.

La subida a la cumbre la hicimos corriendo entre campas sin tropezarnos con nadie, paramos en el fuerte creo recordar que estaba mucho mas entero que ahora y con el pasadizo subterráneo, practicable ¡joder que aventura! y la torre de la cumbre, mucho mas destartalada.

Esta ascensión fue para nosotros tan emocionante como para Gregorio Pérez «El Cainejo» y Pedro Pidal su ascenso al pico Urriello 50 años antes

Del descenso recuerdo que me monte en una burra que estaba en celo, detalle que maliciosamente mi colega obvio el comunicármelo, resultado, viaje astral por encima de las orejas del animal, con un largo y accidentado aterrizaje en una inclinadísima campa, embadurnamiento de verdín con moñigas de vaca y rotura de la patilla de mis gafas.

Del trayecto de vuelta a casa desde Kabiezes a Sestao no recuerdo nada.

El final de esta primeriza «expedición» fue amenizada al llegar a casa, con la consabida bronca maternal, por desaparecer todo el día y por las condiciones en las que regresaba.

No escarmenté y seguí con mis «expediciones», unas veces solo y otras arrastrando a mi pandilla, que a pesar de las broncas que recibíamos a nuestro regreso, volvían a acompañarme. Lo cierto, es que para estas fechas ya tenia cierta «experiencia» de como regresar a casa, ya que las comencé a realizar cuando hice la Primera Comunión a los 7 años, con salidas, a la fuente de la Cazuela, Arroletza, Durañona y sobre todo a la Arboleda y a la Reineta, donde aun se trabajaba en las minas, (aquí subía o bajaba por las escaleras del funi, no tenía tela para montar en el) Estas excursiones se debieron meter muy dentro de mi y para siempre, por que tengo ahora mas de 60 tacos y sigo con la misma afición e ilusión

¡Mama, creo que me pariste montañero!

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